1 de septiembre de 2007

De Pekín a Canarias

Juventud Canaria

Cecilia (Yu Chung) sacó matrícula de honor en la PAU tras un expediente brillantísimo en el Sagrado Corazón de Tafira y espera seguir en la misma línea ahora que empieza su carrera universitaria en ESADE, Barcelona. La rutina de esta chica poco se diferencia de la de la mayoría de jóvenes estudiantes canarias, pero su apellido Chung y unos profundos ojos rasgados nos anticipan su procedencia asiática.

El abuelo de Cecilia llegó en los 70 a Canarias como capitán de barco y poco después se asentó en Las Palmas para llevar uno de los primeros restaurantes chinos de la ciudad. Su madre, apenas una adolescente, se vio obligada a asistir a clases en un colegio de habla hispana y a aprender a la fuerza el idioma, tanto para comunicarse como para ayudar a sus padres con la clientela. Por aquel entonces, sólo un puñado de familias de origen chino se habían instalado en Canarias.

Nancy Chang, la madre de Cecilia, coordina el colegio chino que lleva funcionando más de 10 años (los últimos en las dependencias de La Isleta) en la capital grancanaria. En la actualidad, numerosos niños de entre 3 y 18 años comparten las tardes de los viernes con profesoras que les ayudan a perfeccionar la lengua. "Aunque siempre me ha dado pereza estudiar un idioma extra (que además es muy complicado) hoy sé que mi familia lo único que quería era que no perdiera mis raíces. Y hoy, que soy consciente de ello, se lo agradezco", razona Cecilia. Es en ese centro escolar y cultural de La Isleta donde ha conocido el idioma y a la mayoría de amigas de origen chino, si bien afirma que no tiene contacto con muchos jóvenes llegados en los últimos años, ya que forman sus propios grupos sin insertarse de lleno en la sociedad canaria.

"Para los chinos inmigrantes que están dispuestos a estudiar, el idioma no representa un gran problema. Si te relacionas con chicos españoles y con la ayuda de una buena profesora particular, en menos de dos años manejas el español. Tengo un primo que vino a estudiar en la ESO y, sin embargo, terminó con notable y ahora estudia Arquitectura en Barcelona", afirma Cecilia, y añade que "el problema es que muchos inmigrantes se preocupan mucho más por el trabajo y la supervivencia que por la educación de sus hijos. Otros, sin embargo, los envían al colegio con la esperanza de que no tengan que seguir el arduo trabajo familiar. Tal es mi caso", concluye.

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